Para tener contacto con una cultura, especialmente una tan rica y antigua como la de México, podemos acercarnos a libros que narran su historia, así como a investigaciones que incluyen mapas y fotografías capaces de ilustrar estos relatos. Un paso más allá está la experiencia de los museos, donde encontramos piezas arqueológicas, reproducciones de códices y vestimentas antiguas. Además, visitar un sitio arqueológico, recorrer pueblos o caminar por las calles de un centro histórico nos conecta con tiempos pasados.
Sin embargo, ninguna experiencia nos transporta al pasado como la comida. Los sabores nos evocan recuerdos, y ciertos ingredientes exclusivos de regiones específicas del mundo confieren identidad y hasta nacionalidad. En este sentido, la cocina mexicana, declarada Patrimonio de la Humanidad, destaca por ser tradición viva transmitida de generación en generación. Aunque hoy en día muchas personas comparten recetas en línea, pocos libros reflejan tanto la esencia de esta tradición como el Libro de cocina de Sor Juana Inés de la Cruz.
Este libro, una reedición de 1979 realizada por las historiadoras Muriel de González Mariscal y Guadalupe Pérez San Vicente, es especial no solo por su contenido, sino por su presentación. Con arte del Taller Gráfica de Comala, los ejemplares limitados –150 en total– fueron estampados a mano con grabados originales y tipos móviles de metal. Incluye un texto introductorio de Sol Rubín de la Borbolla, una destacada estudiosa de la cultura mexicana.
El libro recoge recetas tradicionales como buñuelos de queso, requesón y viento, hojuelas, y dulces como antes de nata, betabel, nuez, mantequilla, mamey y piña. Más allá de despertar el paladar, estas recetas nos invitan a reflexionar sobre el tiempo. ¿A qué sabe el pasado? A menudo, un sabor especial nos lleva de vuelta a nuestra infancia o a un momento significativo. En el caso de este libro, cocinar alguna de estas recetas nos transporta al siglo XVII, cuando los sabores de América, Europa y los árabes convergieron para crear algo nuevo: lo mexicano.
El cambio es inherente a la naturaleza, pero los humanos buscamos preservar aquello que nos conecta con el pasado. Las tradiciones son un eje fundamental para nuestra identidad, y conservarlas es una responsabilidad colectiva. Sor Juana Inés de la Cruz probablemente no imaginó que su libro trascendería de esta forma, pero nos legó un fragmento de historia. A través de este texto, podemos redescubrir su vida cotidiana y su conexión con la gastronomía, más allá de sus letras y su historia.
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