Los punks-nahuales del Estado de México están escondidos en las calles, resistiendo y luchando en una pelea sin fin contra la policía, la opresión y el status-quo. O al menos así es en el cómic de Arte Subversivo Hakai Teki Ato, quien presenta sus cómics, fanzines e ilustraciones impresas en tote-bags, pines y cartones en la Feria del Libro y Publicaciones Anarquistas de 2024. Él dice que se inspira, por supuesto, en el anarquismo, pero que también retoma a los nahuales de quienes sus abuelos le contaron desde que eran niños. Y es que en esta feria nos hace recordar y reconocer las raíces, para así poder concientizar sobre lo vulnerables que son y defenderlas.
El número 10 de la calle Donceles, en el Centro Histórico, se ve enigmático a simple vista. Ya sea porque se trata de un edificio viejo que denota los años que han pasado por él o porque lleva colgada en su fachada una lona que anuncia que ése predio no está en venta, añadiendo más misticismo si cabe. Llega a parecer una ubicación secreta si no se sabe que en el primer piso hay una feria del libro, pues no hay letreros ni señalamientos que den una pista de ello. Por el contrario, la entrada es a través de una puerta poco iluminada que conduce a un patio igual de oscuro, donde unas escaleras finalmente te llevan al evento. Es más guiándose por las voces y el olor a tabaco que uno se entera que, en efecto, arriba algo está pasando.
El espacio de la feria es reducido y está cubierto apenas por lonas, los organizadores han puesto esfuerzos propios en su evento, y se aprecia, el presupuesto demuestra ser reducido con sillas en renta y una lona anunciando el evento, junto con un amplificador y un micrófono. Sin embargo, esta austeridad va en estrecha lógica con lo que esta feria simboliza: la anarquía, que desde sus inicios, va en contra de la opulencia. Aquí no hay subsidios ni patrocinadores y, como alguien dijo en algún momento, persisten porque resisten. Además, aunque de entrada pareciera un lugar inhóspito, la verdad es que bastante gente entraba y salía, denotando movimiento e incluso creando un conglomerado de gente para estar cerca de la mesa de charlas y presentación de libros. Los presentadores de estos libros hablaron, por supuesto, de sus trabajos, pero además supieron conectar con los asistentes, planteando cuestionamientos y preguntas. Por ejemplo, cuando Ediciones Satánicas hablaba sobre religión, la pregunta fue ¿de verdad nos aporta como sociedad o es, como dijo Marx, es el opio de las masas? O cuando El Ratoncito Literario presentó “Micropolítica de la locura”, haciéndonos reflexionar si de verdad somos conscientes y empáticos con los locos, que no son más que personas con padecimientos mentales que han sido excluidos a través de los años.
Muchos de estos expositores están verdaderamente comprometidos con el hecho de difundir sus ideales, como los del periódico Resistencia, que suele ofrecer sus publicaciones en el cruce de Bellas Artes con cooperación voluntaria para continuar con su imprenta; quienes siempre están recibiendo material de publicación, con la única norma de que el tema esté encaminado al anarquismo. Vale la pena comentar que estos expositores son, en su mayoría, hombres que se conocen entre ellos, convirtiendo la feria en un lugar de encuentro. A la vez, en sus mesas ofertan artesanías, fanzines y libros de viejo, los cuales son, en gran medida, con temática de crítica social, la exclusión de ciertas comunidades, el arte teatral y la rebelión. Indudablemente, esta feria no es para todo el mundo (al menos no para aquellos que aún no quieren/pueden cuestionarse a sí mismos y a su entorno). Y aunque esto suene a un evento exclusivo para gente mayor de edad, sí me encontré a una niña, y entre los libros también pude encontrar uno titulado “Explicando anarquía a los niños”.
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