Fiesta del Libro y la Rosa 2024

Del viernes 21 al domingo 23 de abril y a lo largo de 3 sedes, se presentó la Fiesta del Libro y la Rosa 2024 en la Ciudad de México. Se convocaron a más de 220 editoriales y se montaron más de 7 foros de pláticas, presentaciones de libros y conversatorios, además de ofrecer talleres, conciertos y obras de teatro, eventos completamente gratuitos y abiertos a todo público. Entre los numerosos stands, las actividades y el hecho de estar dividido entre el Centro Cultural Universitario, el Centro Cultural Universitario Tlatelolco y el Museo del Chopo, resultaba imposible dividirse para poder abarcarlo todo. Sin embargo, como las cosas dulces, vale la pena tomar un poco de todo para lograr degustar.


En la explanada del Centro Cultural Universitario se montó una carpa que cubría 83 de los más de 145 stands disponibles, los demás estuvieron acomodados enfrente del teatro Juan Ruíz de Alarcón y el foro Sor Juana Inés de la Cruz, y camino al estacionamiento del área de teatros. Cabe mencionar que Teatro UNAM también tuvo su participación en este evento al montar el Carro de Comedias al fondo de la feria, ofreciendo funciones abiertas al público. Entre los stands de libros también se montaron 7 carpas de charlas, 2 carpas de talleres y una cabina de Radio UNAM que tenía un amplificador apuntando hacia afuera para escuchar el programa que se hacía dentro, donde se realizaban entrevistas a autores invitados.


La UNAM dedicó espacios a algunas de sus facultades y entidades, como a la Filmoteca de la UNAM, que presentó su material tanto de textos de investigación como DVDs de películas nacionales e internacionales; al igual que Ciencia UNAM contó con un stand dedicado a sus publicaciones en formato de revistas de divulgación. También había varias facultades de la como la Facultad de Facultad de Arte y Diseño, que mostraba su catálogo de libros acerca de diseño, la de Filosofía y Letras estaba representadas por su Colegio de Filología y el Colegio de Filosofía. Entre muchos otros, el stand más grande y llamativo fue el de Libros UNAM, el cual tenía entre sus títulos “Monstrua: Antología de 10 escritoras mexicanas”, que pese a haber salido hace un par de años, se mantiene relevante y atractivo debido a la propuesta narrativa que recoge en sus páginas. En esa misma corriente de dar voz a las mujeres, “Mujeres insurgentes de los años 70: Género y lucha armada” también se encontraba entre los libreros, manteniéndose como una investigación esencial que merece la pena tener presente para la comprensión de nuestra historia.

Si bien entre las editoriales participantes se encontraba “Leetra”, que está especializada en libros para niños y llevaba materiales muy llamativos para los infantes, así como un espacio para que pudieran acercarse a interactuar con los libros, ése fue el riesgo más grande que se tomó en en CCU. Mientras tanto, las otras dos sedes de la Fiesta tomaron una línea distinta, más abierta a propuestas independientes y de contenidos alternativos.

En el Museo del Chopo abundaron stands llenos de fanzines, ilustraciones, cuadros, libros-arte y libros de segunda mano, dando así una amplia oferta para quienes buscan algo más que los libros convencionales. De la misma forma, el museo brindó un espacio para presentación de libros, con la particularidad de tener a los ponentes y a los asistentes al mismo nivel de piso y a una distancia muy corta, brindándoles así una sensación de más intimidad.

El balance perfecto entre estas dos recintos fue el Centro Cultural Tlatelolco, que cedió el salón Juárez para que se presentaran más de 50 editoriales entre las que se encontraban libros convencionales, libros infantiles, fanzines, ilustraciones, cómics, libros de segunda mano y libros-arte. Las propuestas eran muy variadas, ofreciendo títulos para todos los gustos y edades, logrando así una muy buena combinación entre lo “convencional” y lo “alternativo”, tomando lo mejor de dos mundos. Aún así, independientemente de la sede a la que uno decidiera acudir, todos los espacios eran buena opción para visitar; así como lo son el resto del año, pues entre las exposiciones permanentes de los museos, las temporales, la cartelera teatral y los talleres, la Fiesta del Libro y la Rosa, sólo es una probada de toda la oferta cultural de la UNAM.

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“Monstrua” – Brenda Lozano y Gabriela Jauregui (coordinadoras)


Al momento de hablar sobre la literatura a lo largo de la historia, surgen nombres en cualquiera de las corrientes que han habido. Podemos reconocer con facilidad a todos los griegos en la creación de la dramaturgia clásica, a Edgar Allan Poe estableciendo las pautas para la estructura del cuento contemporáneo en el romanticismo, a Oscar Wilde inaugurando su propia corriente de esteticismo… Y los ejemplos pueden continuar. Sería muy fácil decir que la literatura ha sido un terreno exclusivamente de los hombres, no obstante, eso no sería verdad.

Las mujeres han participado activamente en la creación de literatura en todos sus géneros. Sin embargo, debemos remitirnos a los hechos, el camino que siguieron no fue el mismo. Conseguir ser tomadas en serio, ser publicadas y reconocidas como escritoras fue una lucha que tuvieron que hacer las mujeres, al igual que en cualquier otro ámbito de la sociedad ―fuera de los roles de madres y cuidadoras del hogar―. En realidad, fue hasta hace relativamente poco tiempo cuando las mujeres entraron con toda sus fuerzas en el mundo de la literatura. Incluso en este punto, nos encontramos con más trabas, pues como bien lo planteó Virginia Woolf: escriben las mujeres que tienen una habitación propia.


Las mujeres en general viven en sociedades donde el mayor éxito al que pueden aspirar es conseguir un buen marido, dedicarse a sus familias y a sus casas. Quizás, en los últimos tiempos, sea posible también aspirar a un trabajo, siempre y cuando éste no quite demasiado tiempo como para “descuidar” a la familia. Podría parecer que esta forma de vida es un estereotipo, pero no, es una realidad. Cuestiones como decidir dedicarse a sus carreras, buscar su independencia, escribir… se convierten en actos de rebeldía. Se convierten en cosas fuera de la cotidianeidad, en algo extraño e incluso ajeno. Como los monstruos.


El monstruo creado por Mary Shelley en Frankenstein, alcanza una revelación en algún momento y es la de perder el miedo y adquirir poder a través de eso. Y eso es lo que ocurre de alguna forma en este libro. La antología “Monstrua” nos habla de cómo las autoras pierden el miedo de sí mismas y a las represalias sociales, y escriben. El término que las coordinadoras eligen es monstrua y no monstruo porque, retomando a Rosario Castellanos, hasta hacer esa distinción es importante: se trata de algo femenino. Son las mujeres mostrándose, pronunciándose, escribiendo.

Esta antología ofrece textos creados por mujeres jóvenes que vienen de distintas partes de México, de distintos contextos, comunidades y lenguas, trabajando distintos géneros como poesía, cuento, ensayo y hasta guión radiofónico. Además de esto, algunas de las autoras presentan sus textos en sus lenguas originarias, contando también con su traducción al español. Algunos de los textos van acompañados por fotografías que, no sólo acompañan, sino que suman al ambiente que crea el texto, lo enriquecen y lo vuelven más íntimo. Así pues, los lectores nos encontramos con una propuesta llena de diversidad, experimentación y originalidad.


El trabajo que realizan Brenda Lozano y Gabriela Jauregui como coordinadoras, no sólo es dedicado y bello, sino necesario. Es importante que las mujeres jóvenes vean que lo que ellas tienen por decir, importa, y que hay medios y personas que buscarán la manera de ayudarlas a que su voz sea escuchada. Este tipo de publicaciones son las que hacen la diferencia en el mundo literario, pues presentan material significativo, recopilado incluso de los lugares más remotos del país, demostrando que aún hay mucho más que descubrir.

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El mundo del Fanzine

En la vida de un lector uno se puede encontrar con toda clase y variedad de lecturas. Libros, revistas, blogs y plataformas digitales son los formatos más comunes, los que están más a la mano. Sin embargo hay un formato que vive, por lo general, en el mundo underground de la lectura: el fanzine.

Que sea under no significa que el fanzine sea algo que de pronto está emergiendo, en realidad su origen se puede rastrear hacia finales del siglo XIX, con el surgimiento de auto-publicaciones de ficción. A través de los años el fanzine ha adquirido tintes diversos, inclinándose en los años treinta más hacia lo artístico o la ciencia ficción, teniendo un parecido al formato de cómic. En algún momento de los años sesenta, los fanzines dieron un giro hacia lo político y la protesta, incluso tocando temas tabús y de contracultura.

Hacia los años noventas, con el acceso a las computadoras y el internet, los fanzines pasaron también a estar en medios electrónicos, consiguiendo el término “ezine” o “e-zine”. Este salto se hizo con la intención de atraer más lectores, abaratando al mismo tiempo costes de difusión. Al principio se distribuyeron como documentos en formato PDF, para después adoptar un formato web y ser revistas electrónicas no imprimibles. Este momento en la vida del fanzine es más que nada una bifurcación, pues actualmente se siguen produciendo fanzines de manera tanto física como digital.

El fanzine no es exclusivo ni excluyente de ningún tema. Partimos de la premisa de que su término es una combinación de palabras entre fan (aficionado) y magazine (revista), lo que abre el panorama a que cualquiera con el interés en algún tema y en escribir pueda crear un fanzine. Desde sus inicios, fueron publicaciones realizadas por fans en torno a algún tema (como música, deportes, literatura, cine, cómics). El hecho de ser realizados por fans y no contar con patrocinios o presupuesto, orilla a los creadores a realizar sus producciones de forma casera. Aunque pudiera parecer una desventaja, en realidad ofrece a sus creadores total libertad de expresión, sin ataduras económicas ni de ningún tipo a intereses de terceros.

La creatividad es el límite al momento de crear un fanzine. Se pueden realizar únicamente con textos, o combinarlos con imágenes, hacerlos únicamente con imágenes, recortes o collages, combinando papeles, darles cualquier forma. La difusión puede ser mediante impresiones, fotocopias y documentos digitales PDF, por lo general. Los temas pueden ser tan variados como sus creadores, quienes suelen ser especialistas en el tema que exponen, sin necesitar ser reconocidos como profesionales, reconociendo más su trabajo que su prestigio. Así pues, la verdadera esencia del fanzine es esa: ser artesanal.

En la actualidad se han creado los “prozines”, que son, a diferencia de los fanzines, producciones realizadas con medios profesionales. Es decir, retoman todos los conceptos iniciales del fanzines: la libertad de expresión y la libertad creativa, sin embargo son autoeditados por creadores que pretenden vivir de su trabajo creativo. Con este fin, sus impresiones son de más calidad, cuentan con correctores de estilo y revisión de profesionales para mejorar sus trabajos. Personalmente, encuentro que el prozine no es necesariamente competencia del fanzine, pues sus objetivos son distintos y la existencia de uno no demerita ni complica la del otro.

Los fanzines surgieron más que nada como una necesidad de sus creadores por tener una voz en un entorno donde era difícil ser escuchado, en especial si se tenían opiniones distintas a las de la época (siendo estas políticas, morales o de cualquier otra índole). El formato, forma y contenido son tan diversas y extensas como sus creadores, ofreciendo una amplia gama de producciones. Fueron y son necesarios si como escritor, fotógrafo o artista gráfico, se busca dar a conocer su trabajo o, simplemente, atendiendo a ese impulso humano de expresar, de hablar y ser escuchado.

https://www.historiasparaarmar.org/contar/proyectos/15-un-fanzine-sobre-tu-historia

https://www.domestika.org/es/blog/2955-que-es-un-fanzine

https://www.monmagan.com/fanzines/

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“Antología” – Lambert Schlechter

“La Cartonera, editorial independiente, artística y artesanal, publica libros con portadas hechas con cartón recolectado en las calles de Cuernavaca, Morelos en México. Cada uno de nuestros ejemplares es una experiencia única pues, además de buena literatura, cada una de las portadas es pintada por un artista en nuestros talleres colectivos”, es el encabezado de la página web de La Cartonera. Esta editorial es todo un concepto en sí misma: es independiente, no recibe apoyo de ninguna institución, trabaja de manera artesanal y sin fines de lucro. Es, en suma, un trabajo artístico que emerge contra corriente en un contexto donde los libros parecen ser piedras preciosas cada vez más escasas, pero no por ello menos valiosas.

Esta editorial tiene además, un profundo interés en llevar títulos poco convencionales, como “Contagio Cartonero: Creación en tiempo de pandemia”. En ese libro se integró un comité organizador de México,  Colombia, Perú y Venezuela, se reunieron fotografías, ilustraciones y textos de más de 40 participantes de edades preescolares hasta adultas. Desde Argentina, Colombia, Bogotá, México y Venezuela se reunieron propuestas artísticas como ilustraciones, dibujos, poemas y cuentos que pretendían responder a la creciente necesidad de unidad y supervivencia de frente a la pandemia y combatir de ese modo a la incertidumbre y miedo del momento.

Entre esos títulos hay uno que me cautivó por sus colores y su formato, pero sobre todo por su contenido, pues al hojearlo encontré que La Cartonera fue la primera editorial en publicar a este autor luxemburgués al español, en México. Además, esta edición es bilingüe español-francés, confrontando los textos de frente, permitiendo encontrar más genuinidad y profundidad al conocer las palabras originales que se traducen. Se trata de un tiraje de únicamente 150 ejemplares, que presenta una antología de poemas y cartas de Lambert Schlechter, quien es un filósofo y escritor de poesía, novela y ensayo, que se ha dedicado desde principios de los años 80 a su labor como escritor, y que, además, fue nombrado Caballero de las Artes y las Letras en 2001.

Aunque estos poemas y cartas son extraídos de otros títulos del autor, la selección realizada por la editorial es tan buena que todos los poemas parecen entretejidos y ofrecen una lectura consistente. No obstante, hay otro detalle que encuentro en estos poemas: el escritor escribe sobre el hecho de ser escritor. No muchos hacen eso, a veces pareciera que los mismos autores tratan de tomar distancia de sus trabajos; como si sólo se estuviesen preocupando por lo que la gente o los críticos van a decir sobre su obra. Aprecio cuando los autores son honestos consigo mismos, con lo que están escribiendo, se siente auténtico. Así que, en pocas palabras, encuentro a Lambert Schlechter, como poeta, tremendamente auténtico y honesto. Las cartas intercaladas con los poemas sólo refuerzan esto, agregando, en todo caso, más complejidad y riqueza a la poesía.

Los temas que Schlechter toca en sus trabajos literarios son diversos, lo cual hace mucho sentido al hacer cuentas y encontrarnos con que han sido más de 35 años de carrera; sin embargo se pueden encontrar tópicos universales como la percepción del paso del tiempo, el deseo, la complejidad de la vida y la muerte, la naturaleza, el erotismo, la cotidianeidad. Personalmente, encuentro fascinante cuando los poetas hablan sobre lo que conocen, lo que les rodea; nos permite no sólo entender más su vida, sino conocer su perspectiva de la misma, distinguir sus opiniones, percepciones, conflictos… Y darnos cuenta, que aunque seamos de distintos entornos, extractos sociales, generaciones y géneros, hay cosas intrínsecas que nos unen como seres humanos.

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Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería 2024

El antiguo Palacio de Minería es una maravilla arquitectónica de inicios del siglo XIX con un estilo neoclásico, refinado para su tiempo e imponente en la actualidad. Recorrerlo en una tarde de viernes es un paseo que puede ser muy agradable si uno está abierto a percibir y observar cada rincón. Y eso es lo que me pasa, que trato de observar lo más que puedo mientras que mis compañeros de trabajo van de stand en stand buscando libros con tanta precisión y premura, que no puedo seguirles el paso y me pierdo entre la gente. Porque éste, además de ser un edificio emblemático del Centro Histórico, también es sede de la conocida Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.

Hace unos días caminaba por estas calles y vi que instalaron algunas casetas que, en ese momento ignoré, funcionarían como taquillas para la entrada a la FIL de Minería en sus 45 años. Con un costo de $20 entre semana y $25 entre semana, se puede acceder a la feria. Todo esto es organizado por la UNAM, a través de la Facultad de Ingeniería, teniendo como invitado al estado de Sinaloa. Se nota el empeño que se puso para que hubiera señalamientos para ubicar a las editoriales, pero también por medidas de protección civil, entregando volantes que orienten qué hacer en caso de sismos o incendios; así como para hacerla accesible colocando pasos a personas con sillas de ruedas. Este evento tiene una duración de 2 semanas, lo cual es bastante lógico y prudente considerando todas las actividades que tiene: talleres, conferencias, presentaciones de libros, charlas, lecturas en voz alta y jornadas juveniles.

Recorrer la feria con detenimiento y atención en un sólo día parece una tarea sin fin, así como es imposible participar en todo lo que ésta ofrece. Distribuida a lo largo de varios pisos del palacio, en este recinto hay libros para todo el mundo y de muchas temáticas. Entre los laberintos que se convierten los stands, acomodados uno tras otro, me llevé gratas sorpresas al encontrar algunos libros que tenía pendientes de mi lista a un precio un poco más bajo de lo normal. Es gratificante encontrar tanta variedad de temas y tantos títulos, como en el stand de Nirvana Ediciones, donde encontré algunos títulos importados que pensé que no podría conseguir jamás. De la misma forma, conocí otras editoriales que me fascinaron por su contenido; como Ediciones Tecolote, que tiene una colección de libros ilustrados pensados para niños que pueden ser disfrutados también por adultos, pues están inspirados en textos de Neruda, Saramago y Galeano.

Entre muchos stands, llamó especialmente mi atención el de la Facultad de Arte y Diseño, de la UNAM, que se especializa en la creación de libros alternativos. Lo que hace resaltar a esta editorial es que sus libros se caracterizan por tener texturas, formas y relieves únicos, y son producto del trabajo de estudiantes y maestros de la FAD.  “Agua de Tabasco” es creación de  Elsa Madrigal, una de las expositoras, que me explica que su libro trata de evocar al agua en todas sus facetas: ríos, lluvia, lagos, mares. Se trata de un ejemplar voluminoso, cuyo costo asciende a $20,000, lo que es comprensible considerando que es un ejemplar único, pintado con tinta y encuadernado a mano.

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Esta feria es una de las más importantes no sólo en el país, sino en Latinoamérica, y si bien se inclina hacia los estándares tradicionales de lo que es una feria del libro, no por ello es menos interesante. Hay tanto por recorrer que no se sabe a dónde mirar primero. Acudir a este tipo de eventos siempre deja una experiencia interesante, en especial si se hace acompañado, pues al salir será inevitable encontrar algo para comentar. Pero, más aún, será complicado salir sin haber encontrado algún título que se quiera llevar a casa.

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Feria del Libro y Publicaciones Anarquistas de 2024

Los punks-nahuales del Estado de México están escondidos en las calles, resistiendo y luchando en una pelea sin fin contra la policía, la opresión y el status-quo. O al menos así es en el cómic de Arte Subversivo Hakai Teki Ato, quien presenta sus cómics, fanzines e ilustraciones impresas en tote-bags, pines y cartones en la Feria del Libro y Publicaciones Anarquistas de 2024. Él dice que se inspira, por supuesto, en el anarquismo, pero que también retoma a los nahuales de quienes sus abuelos le contaron desde que eran niños. Y es que en esta feria nos hace recordar y reconocer las raíces, para así poder concientizar sobre lo vulnerables que son y defenderlas.


El número 10 de la calle Donceles, en el Centro Histórico, se ve enigmático a simple vista. Ya sea porque se trata de un edificio viejo que denota los años que han pasado por él o porque lleva colgada en su fachada una lona que anuncia que ése predio no está en venta, añadiendo más misticismo si cabe. Llega a parecer una ubicación secreta si no se sabe que en el primer piso hay una feria del libro, pues no hay letreros ni señalamientos que den una pista de ello. Por el contrario, la entrada es a través de una puerta poco iluminada que conduce a un patio igual de oscuro, donde unas escaleras finalmente te llevan al evento. Es más guiándose por las voces y el olor a tabaco que uno se entera que, en efecto, arriba algo está pasando.

La austera fachada en dónde sucede la Feria del Libro y Publicaciones Anarquistas de 2024


El espacio de la feria es reducido y está cubierto apenas por lonas, los organizadores han puesto esfuerzos propios en su evento, y se aprecia, el presupuesto demuestra ser reducido con sillas en renta y una lona anunciando el evento, junto con un amplificador y un micrófono. Sin embargo, esta austeridad va en estrecha lógica con lo que esta feria simboliza: la anarquía, que desde sus inicios, va en contra de la opulencia. Aquí no hay subsidios ni patrocinadores y, como alguien dijo en algún momento, persisten porque resisten. Además, aunque de entrada pareciera un lugar inhóspito, la verdad es que bastante gente entraba y salía, denotando movimiento e incluso creando un conglomerado de gente para estar cerca de la mesa de charlas y presentación de libros. Los presentadores de estos libros hablaron, por supuesto, de sus trabajos, pero además supieron conectar con los asistentes, planteando cuestionamientos y preguntas. Por ejemplo, cuando Ediciones Satánicas hablaba sobre religión, la pregunta fue ¿de verdad nos aporta como sociedad o es, como dijo Marx, es el opio de las masas? O cuando El Ratoncito Literario presentó “Micropolítica de la locura”, haciéndonos reflexionar si de verdad somos conscientes y empáticos con los locos, que no son más que personas con padecimientos mentales que han sido excluidos a través de los años.


Muchos de estos expositores están verdaderamente comprometidos con el hecho de difundir sus ideales, como los del periódico Resistencia, que suele ofrecer sus publicaciones en el cruce de Bellas Artes con cooperación voluntaria para continuar con su imprenta; quienes siempre están recibiendo material de publicación, con la única norma de que el tema esté encaminado al anarquismo. Vale la pena comentar que estos expositores son, en su mayoría, hombres que se conocen entre ellos, convirtiendo la feria en un lugar de encuentro. A la vez, en sus mesas ofertan artesanías, fanzines y libros de viejo, los cuales son, en gran medida, con temática de crítica social, la exclusión de ciertas comunidades, el arte teatral y la rebelión. Indudablemente, esta feria no es para todo el mundo (al menos no para aquellos que aún no quieren/pueden cuestionarse a sí mismos y a su entorno). Y aunque esto suene a un evento exclusivo para gente mayor de edad, sí me encontré a una niña, y entre los libros también pude encontrar uno titulado “Explicando anarquía a los niños”.

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“¡Viva Aguascalientes! Que su feria es un primor: Historia de las peleas de gallos en Aguascalientes, siglos XVIII-XX”

En el #4129 de la calle Sur 75 en la colonia Asturias, hubo hasta algunos años una casa conocida como “La casa de los gallos”. En parte porque en su fachada había el cuadro de un gallo, pero sobre todo porque éste indicaba que en esa casa había un taller de navajas para las peleas de gallos. El taller era un negocio familiar que comenzó mi abuelo en Guadalajara en los años 40, y que posteriormente se trajo a la Ciudad de México cuando vino a vivir acá. En mi infancia, para mí era muy común escuchar el sonido de las navajas al ser afiladas, el calor cuando fundían el metal y ver entrar y salir a muchos hombres que, en bastantes ocasiones, traían gallos en sus jaulas.

Navajas Aguilar: “No somos los únicos, pero sí los mejores”, no era sólo una frase, eran tan importantes en el negocio que, en 1982, Gustavo Alatriste fue a mi casa a grabar una escena donde sale el taller para su película “Aquél famoso Remington”. Además de la gente que iba al taller, también hacían muchos envíos a otros estados. Y cada año, acercándose la Feria de San Marcos en Aguascalientes, el trabajo subía bastante. Al encontrarme con el libro “¡Viva Aguascalientes! Que su feria es un primor: Historia de las peleas de gallos en Aguascalientes, siglos XVIII-XX”, quedé maravillada al ver en él tantas fotografías y fragmentos de otras obras literarias —como “El gallo de oro” de Juan Rulfo, “El libro de mis recuerdos” de Antonio García Cubas o “Niñez y juventud provincianas” de Pedro de Alba—, en las que las peleas de gallos eran el eje de todo.

La belleza de este libro se encuentra en el recorrido histórico que hace, pues es una extensa y detallada investigación que contiene referencias documentales, bibliográficas y hemerográficas, pero especialmente porque, como se reza en la contraportada, “no es una historia de los gallos, sino de los hechos de los hombres que han participado directa o indirectamente en las peleas de gallos”. En este libro podemos ver algunas imágenes históricas, como donde aparece Rodolfo Fierro amarrándole la navaja a un gallo, y al lado de él están Francisco Villa y Raúl Madero. También se pueden encontrar imágenes de pinturas, acuarelas y dibujos de artistas como José Guadalupe Posada, Osvaldo Barra y Leon Trousset. Su recorrido fotográfico cuenta, indirectamente, la historia de Aguascalientes y el avance de la sociedad mexicana a lo largo de 3 siglos, mostrando cómo esta Feria (y más aún las peleas) atraían a tanta gente que impulsó el crecimiento del estado.

El conflicto de qué tan políticamente correctas son las peleas de gallos, no queda indiferente en esta lectura, pero ése fue un problema de las últimas décadas. En gran medida, la problemática que existía desde el inicio se presentaba porque las peleas implicaban apuestas, y regularlas era un conflicto para el gobierno. Además, se suscitaban con frecuencia discusiones entre los apostadores, generando que fuera necesaria la intervención policial y, por ende, la petición de la gente para que fueran prohibidas. Finalmente, lo único que ha podido frenarlas un poco ha sido el paso del tiempo y nuevas ideologías. Sin embargo, no se pueden negar como parte de la historia y un legado cultural.

La ahora conocida como Feria Nacional de San Marcos, se sigue llevando a cabo cada año, y este libro es una celebración especialmente a Aguascalientes. Por otro lado, para mí, fue un toquido en mi espalda para mirar al pasado, a mi infancia, a la casa de los gallos. Esa fue mi casa durante mucho tiempo, hasta que al morir mi abuela, mis tíos decidieron venderla. Muchas cosas cambiaron desde entonces; y uno trata de seguir adelante con su vida, pero de vez en cuando, en el camino se encuentran cosas que nos hacen mirar atrás. Este libro me hizo recordar que todos hemos pertenecido alguna vez a algún lugar.

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Feria Material—todo-mundo artbookfair—Qipo Fair

Me considero a mí misma un ratón de ciudad, en contraste al ratón de campo de la fábula de Esopo. He vivido toda mi vida en la Ciudad de México, la he recorrido muchas veces de norte a sur y de oriente a poniente y de arriba a abajo en sus rascacielos. Sin embargo, nunca deja de maravillarme que por más que uno camine en esta ciudad, siempre hay algo nuevo que ver, un lugar nuevo que conocer, lleno de gente que vive en esta ciudad, pero que de no ser por estos eventos, nunca nos cruzaríamos en nuestros caminos cotidianos. Asimismo, me sigue resultando fascinante el hecho de que aunque las personas que vivimos en esta ciudad compartimos las mismas calles, el mismo cielo y hasta el mismo amor por este cachito de tierra, nuestras formas de ver y percibirla son muy distintas.

Una de las pruebas más grandes con las que me he topado de todo lo anterior es el evento dividido en 3 de la Feria Material—todo-mundo artbookfair—Qipo Fair sucedido en la bautizada Semana del arte, del 8 al 11 de febrero de 2024. En sus 3 sedes —Expo Reforma, Edificio Humboldt y Edificio Temoskali, respectivamente— hubo expositores extranjeros europeos y latinoamericanos, que desde su trinchera del arte, trajeron a la Ciudad de México tan sólo una parte de lo que hacen. Contando con una esencia única cada parte, la Feria Material y la Qipo Fair, se enfocaron en la exposición de obras artísticas plásticas nacionales e internacionales, mientras que todo-mundo artbookfair abrió el espacio a editoriales y publicaciones en su mayoría mexicanas.

La todo-mundo artbookfair fue pet-friendly y contó con más de 50 expositores, alojandose en un cuarto piso, en un iluminado penthouse con balcones. Sus paredes estaban ocupadas con mucha de la mercancía que vendían los expositores —ilustraciones, fotografías, tote bags— y, en muchos casos, eran los mismos autores de las piezas artísticas quienes las ofertaban. Hacía un clima cálido (para ser invierno), y en el aire se podía percibir un suave aroma a cerveza, ya que era la bebida principal que se estaba ofreciendo —a diferencia de la Feria Material, donde la principal bebida era el mezcal artesanal—. Aunque el espacio no era tan amplio, estaba bien distribuido, contando con un apartado donde diversos autores dieron charlas sobre sus libros y fanzines, teniendo al público a escasos 3 pasos. Este es el ambiente que se vivía en convivencia con los libros y algunas obras plásticas que se presentaban en los stands.

La variedad de libros era preciosa. Roge Ediciones realizó el proyecto “Dreamland” y “Adventureland”, que son libros escritos e ilustrados por niños; Ediciones Sin Resentimientos llevó la antología de proyectos realizados por el colectivo teatral “Lagartijas al Sol”, entre muchos otros títulos que han sido enlatados y rescatados por ellos para su publicación, haciendo una analogía con su nombre al hecho de no tener resentimiento al pasado por no haber logrado la publicación de algún proyecto; Can Can Press llevó una excelente muestra de lo que hace la editorial: diseño gráfico, ilustración y mucho color; Miau Ediciones tenía el más reciente trabajo de Sonia Madrigal: un libro de fotografía de mensajes graffiti encontrados en las calles, cuestiona por qué a la vez que se profesa un amor a las mujeres, también son las principales víctimas de la violencia.

Lo más interesante de estos libros reside en que los autores no se centran en ellos mismos a la hora de crear —como suele ocurrir en otros ámbitos de exposiciones de arte—, sino que dan una mirada al exterior, a su entorno, y lo plasman. No temen hacer con su trabajo una crítica a la sociedad y exponerla al mundo, mostrando tanto lo bello como lo desagradable y lo perfectible. Como dije antes, esta ciudad está llena de miradas diversas, estos artistas lo reconocen y lo exaltan, ofreciendo al público cientos de perspectivas.

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Index Art Book Fair 2024 – 10ª edición

Sol tiene 10 años y es ecuatoriano, pero se ha venido a vivir a México recientemente porque su mamá trabaja acá. Apoya a las Águilas del América, eso lo supe por la playera que llevaba, además porque me lo dijo con mucha convicción. Me contó, también, que ha leído todos los libros de Harry Potter; su favorito es Las reliquias de la muerte y sostiene que, aunque La Orden del Fénix tiene mucha acción, no le gusta porque mueren muchos personajes. Platicamos un rato más acerca de libros, porque estamos en el área infantil de la Index Art Book Fair en su décima edición.

El metro Constituyentes es un portal que si cruzas te lleva de la periferia de la ciudad, del barrio, de lo cotidiano, a un lugar donde hay cafés fancies por doquier y galerías de arte donde hacen ferias del libro dedicadas especialmente a libros de arte y libros artísticos, que no es lo mismo sólo uno lo entiende si los ve juntos. Si entras en la galería Kurimanzutto para uno de estos eventos y encuentras un lugar cómodo para observar todo, verás que los libros son un excelente pretexto para que los asistentes se reúnan a ver a viejos conocidos. Además, si miras con atención, descubrirás que también se trata de una pasarela. Hay tantos estilos aquí que cuesta catalogarlos como vintage, old money, aesthetic o alguna corriente similar. Esto se explica fácil, pues aquí muchos son artistas y lo dejan ver a través de lo que usan.

Estos artistas vienen aquí para armarse con material nuevo que les inspire en sus nuevas creaciones también a conocer qué está pasando allá afuera. Los libros exhibidos, en la mayoría de las ocasiones, son presentados por sus mismos creadores, si uno tiene suerte puede que el mismo autor explique personalmente de qué se trata tal o cual obra. Pero aún hay más; estos artistas se encuentran con otros que presentan sus performances en el patio de la galería, interviniendo en la cotidianidad no tan cotidiana de una feria de libros de arte, y nuevamente, es posible acercarse a estos performers para conocerlos un poco más o simplemente poder verlos fuera de su ámbito.

Colgando por encima de todos estos stands de libros hay carteles que enumeran “25 ways to make love to the Earth” y por el altoparlante se escucha a alguien invitando a alguna de las charlas o presentaciones de libros que hay, donde se tiene a los autores a tan sólo medio metro de distancia. Las paredes están decoradas con carteles, playeras, dibujos, fotografías y pinturas que no sólo sirven para exponerse sino que están a la venta y forman parte de las colecciones que presentan los artistas. A lo largo de los stands se encuentra una gran variedad de libros que fascinan por su contenido, pero más aún por su estructura. En muchos stands se encuentran propuestas de estructuras para libros: libros hechos con tela, de formas no convencionales como corazones o circulares, algunos de tamaños muy pequeños con letras enormes. La variedad de formatos y diseños parece interminable e invita a querer seguir recorriendo el lugar para ver más.

Es inevitable darse cuenta que hay tópicos recurrentes en los libros presentados: medio ambiente, feminismo, queer, uso recreativo de sustancias y, por supuesto, ilustración, fotografía y diseño. Porque eso es lo que más atañe a los artistas: conocer y reconocer su mundo, para tratar de plasmarlo en lo que hacen. Esta feria está abierta para todo público y es una excelente oportunidad para habitar un espacio poco recurrente en la vida de la mayoría de la gente: el del arte en los libros y los libros en el arte.

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